A medida que el mundo crece, parece ser más pequeño y comenzamos a dejar de lado las normas culturales preestablecidas para crear un nuevo tapiz global. De manera muy general, la fusión es la unión o mezcla de dos o más cosas distintas, haciendo que se transformen en algo único.
Sin embargo, no sirve de nada hablar de diversidad cultural si no todos estamos dispuestos a imaginar y luchar por un futuro más justo para nosotros y para los demás. Recordar que la libertad no es un estado de ser ni un punto fijo, es un acto de lucha constante.

Ser libre es escapar del eco de las viejas narrativas. En un llamado colectivo, buscamos repensar y reestructurar nuestros sistemas de vigilancia, sanción, urbanismo y políticas ambientales. Hablamos de equidad en lugar de igualdad. Gritamos nuestras identidades y diversidades como un acto que desafía los estándares opresivos.

Una explosión de colores, texturas, jacquards rayados y estampados ayudan a recordarnos que no existe un solo patrón universal ideal y que al ser más inclusivos podemos explorar nuevas combinaciones. A través de lentes modernos, creamos nuevas formas y composiciones que mezclan tradición y tecnología.